sábado, 30 de abril de 2011

OTRA DE SERRAT Y SU PUEBLO DE LA INFANCIA

PUEBLO BLANCO
Colgado de un barranco
duerme mi pueblo blanco
bajo un cielo que, a fuerza
de no ver nunca el mar,
se olvidó de llorar.

Por sus callejas de polvo y piedra
por no pasar, ni pasó la guerra.
Sólo el olvido...
camina lento bordeando la cañada
donde no crece una flor
ni trashuma un pastor.

El sacristán ha visto
hacerse viejo al cura.
El cura ha visto al cabo
y el cabo al sacristán.
Y mi pueblo después
vio morir a los tres...

Y me pregunto por qué nacerá gente
si nacer o morir es indiferente.

De la siega a la siembra
se vive en la taberna.
Las comadres murmuran
su historia en el umbral
de sus casas de cal.

Y las muchachas hacen bolillos
buscando, ocultas tras los visillos,
a ese hombre joven
que, noche a noche, forjaron en su mente.
Fuerte pa' ser su señor.
Tierno para el amor...

Ellas sueñan con él,
y él con irse muy lejos
de su pueblo. Y los viejos
sueñan morirse en paz,
y morir por morir,
quieren morirse al sol.

La boca abierta al calor, como lagartos.
Medio ocultos tras un sombrero de esparto.

Escapad gente tierna,
que esta tierra está enferma,
y no esperes mañana
lo que no te dio ayer,
que no hay nada que hacer.

Toma tu mula, tu hembra y tu arreo.
Sigue el camino del pueblo hebreo
y busca otra luna.
Tal vez mañana sonría la fortuna.
Y si te toca llorar
es mejor frente al mar.

Si yo pudiera unirme
a un vuelo de palomas,
y atravesando lomas
dejar mi pueblo atrás,
juro por lo que fui
que me iría de aquí...

Pero los muertos están en cautiverio
y no nos dejan salir del cementerio.

SE NOS FUE A LOS 99 AÑOS EL GENIAL ERNESTO SABATO, AQUI ALGUNA DE SUS FRASES

"La vida es tan corta y el oficio de vivir tan difícil, que cuando uno empieza a aprenderlo, ya hay que morirse." sABATO
"Lo admirable es que el hombre siga luchando y creando belleza en medio de un mundo bárbaro y hostil." SABATO

"Lo esperado no sucede, es lo inesperado lo que acontece." SABATO

viernes, 29 de abril de 2011

Otra de Serrat y del yo.


Mediterráneo (Joan Manuel Serrat)


Quizá porque mi niñez
sigue jugando en tu playa,
y escondido tras las cañas
duerme mi primer amor,
llevo tu luz y tu olor
por donde quiera que vaya,
y amontonado en tu arena
guardo amor, juegos y penas.

Yo,

que en la piel tengo el sabor
amargo del llanto eterno,
que han vertido en ti cien pueblos
de Algeciras a Estambul,
para que pintes de azul
sus largas noches de invierno.
A fuerza de desventuras,
tu alma es profunda y oscura.

A tus atardeceres rojos,
se acostumbraron mis ojos
como el recodo al camino...

Soy cantor, soy embustero,
me gusta el juego y el vino,
tengo alma de marinero...

¿Qué le voy a hacer, si yo
nací en el Mediterráneo?

Y te acercas, y te vas
después de besar mi aldea.
Jugando con la marea
te vas, pensando en volver.
Eres como una mujer
perfumadita de brea
que se añora y que se quiere
que se conoce y se teme.

Ay...

si un día para mi mal
viene a buscarme la parca.
Empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.

Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo...

En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte.
Quiero tener buena vista.

Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista...

Cerca del mar. Porque yo
nací en el Mediterráneo...

No está todo dicho

Pensar en un taller sobre la escritura del "yo", cuando has volcado una vida en 350 páginas, te hace suponer, a primera vista, que llegás tarde. Si le sumás otras ciento cuarenta y cinco, dónde para exorcisar el dolor, recuperaste recuerdos, emociones y risas que no volverán, suponés que no te queda nada por aprender, porque está todo dicho.
Pero siempre hay algo o alguien, que te lleva de la mano a reconsiderar la idea.
Si ese alguien es tu nieta, un ser en el cual te podés espejar, alguien que llegó en su momento a establecer la complicidad "femenina" que necesitabas (a pesar del tremendo apego a los primeros dos nietos varones) para balancear la intromisión de un abuelo muy avasallante.
Con Verónica comenzaba otra historia. Quizás otra versión de la misma, pero más dulce, más delicada, contada desde otros acontecimientos que las fueron acercando por el hecho de ser mujeres. Esto hizo que el viajar juntas, las dos solas, llegara a ser uno de los premios que raras veces concede la vida. Aprender y enseñar que también en lo nuevo, nada es nuevo. Que a ella le estaba pasando lo mismo que a vos te pasó. Y desde aquello entenderla y alentarla para que descubriera su propio camino. Que la sinceridad comienza por uno mismo: si no le mentís a tu "adentro", tampoco le mentirás al "afuera". Así que no te arrepientas de aquella carta en la que respondías a sus primeros enormes titubeos: si crees ver la luna en el pozo y no bajás a buscarla, nunca sabrás si fue cierto.
Hoy ella es así, sincera, espontánea y segura.
Debe ser esa la razón por la cual la seguiste y te acercaste al taller de Flor y Guada...aún sin estar muy convencida.
Fue una buena elección. Te sorprendiste escuchando a gente nueva. Fue interesante acompañarlos y descubrir cómo cada uno revelaba su "yo", de manera diferente.
Y disfrutar de un espacio pequeño, que quizás no tenga una continuidad asidua, pero que te ha dejado con las sensación de que fue un precioso retazo de tiempo. Un tiempo compartido emocionalmente desde la palabra, que es madre de emociones, cuando de literatura se trata.

Gracias Vero, entonces, y muchas también a Guada, Flor y a todas las compañeras y
compañeros que no nombro para no olvidarme de ninguno.
Gracias por enseñarme que...aunque no lo creía, queda mucho por decir.
Para despedirme les dejo un poemita que escribí el 21 de marzo en que cumplía 80 años, cuando me fui sola y desesperada por la muerte de un hijo, hasta El Cuzco, para acariciar en ése día, la piedra sagrada del equinoccio de otoño:

Equinoccio

El infinito tiempo de volar/ no ha terminado, // entre dos lunas he de enlazar/ presente con antaño. // ¿El mañana ? //Será de aquellos que se atrevan a robarlo.

El espejo de Angel

NOSOTROS MISMOS FRENTE AL ESPEJO

Si, es así, y esa es la irrefutable imagen de la realidad.
Pero… hacé de cuenta que sos como ese añoso árbol que tal vez creció con vos y nunca le prestaste atención, solamente cuando necesitaste de su sombra, de sus frutos, de sus viejas ramas secas. Lo verás tal como te ves hoy, frente al que no miente…al espejo. A él  lo cubre una cáscara dura y rugosa de su corteza que muestra grietas o heridas de un mal trato…A vos te surcan el rostro profusas arrugas, pliegues de la piel, o esas manchas de un sol implacable, como también alguna rebelde cicatriz, desde la adolescencia.…
Èl, ya no dispone de la frondosa copa y muchas ramas se le fueron secando.
A vos, la cabellera encanecida , de incipiente calvicie te inscribe en el presente, y  a veces, te incomoda.
Y los ojos, esos ojos con que el árbol no cuenta, pero que como ser vivo reemplaza sintiendo tu presencia, reflejan el paso del tiempo, sin remedio. Esa mirada tuya que a veces denuncia, frente al espejo, un rictus de dolor,  cierta tristeza, cierta resignación por los tristes momentos transcurridos. Pero esa mirada también, que adorna tu sonrisa, avizora la esperanza de un futuro mejor en trabajo y salud junto a la familia…

“El espejo es nuestro confesor y nosotros sus confesantes, de lo que fuimos, de los que somos y de lo que podríamos ser…”


Angel Petrocelli

Carta a Josefina


Miguel Hernández
Madrid, 12 de septiembre de 1939.

En abril de 1939, tras la caída de Madrid y de la II República española, Miguel Hernández intentó huir a través de la frontera con Portugal. Detenido en Rosal de la Frontera, permaneció en prisión hasta el 17 de septiembre, cinco días después de escribir a su esposa, Josefina Manresa, la carta que hoy reproducimos.La suerte de Miguel Hernández no duró mucho. Acababa de regresar a Orihuela para reunirse con su familia cuando la policía franquista lo detuvo por segunda vez. En enero de 1940, fue condenado a muerte; en junio, la sentencia fue conmutada por una pena de treinta años. Dos años más tarde, y tras pasar por cárceles de Madrid, Palencia, Ocaña y finalmente Alicante, falleció de tuberculosis: era un 28 de marzo.





Mi querida Josefina:
Esta semana, como las anteriores, llega martes y no ha llegado tu carta. También empiezo a escribir ésta para que me dé tiempo a echarla después, cuando el correo me traiga la tuya, que no creo que falte hoy. Estos días me los he pasado cavilando sobre tu situación, cada día más difícil. El olor de la cebolla que comes me llega hasta aquí, y mi niño se sentirá indignado de mamar y sacar zumo de cebolla en vez de leche. Para que lo consueles, te mando esas coplillas que le he hecho, ya que aquí no hay para mí otro quehacer que escribiros a vosotros y desesperarme. Prefiero lo primero y así no hago más que eso, además de lavar y coser con muchísima seriedad y soltura, como si en toda mi vida no hubiera hecho otra cosa. También paso mis buenos ratos espulgándome, que familia menuda no me falta nunca, y a veces la crío robusta y grande como el garbanzo.
Todo se acabará a fuerza de uña y paciencia, o ellos, los piojos, acabarán conmigo. Pero son demasiada poca cosa para mí, tan valiente como siempre, y aunque fueran como elefantes esos bichos que quieren llevarse mi sangre, los haría desaparecer del mapa de mi cuerpo. ¡Pobre cuerpo! Entre sarna, piojos, chinches y toda clase de animales, sin libertad, sin ti, Josefina, y sin ti, Manolillo de mi alma, no sabe a ratos qué postura tomar, y al fin toma la de la esperanza que no se pierde nunca. Así veo pasar un día y otro día, esperanzado y deseoso de correr a vuestro lado y meterme en nuestra casa y no saber en mucho tiempo nada del mundo, porque el mundo mejor está entre tus brazos y los de nuestro hijo.
Aún es posible que vaya para el día de mi santo, guapa y paciente Josefina. Aunque yo, la verdad, creo que estos amigos míos llevan las cosas muy despacio. Han estado de vacaciones fuera de Madrid y han regresado esta semana pasada. No han podido venir a verme porque ahora es imposible para todo el mundo. Es casi seguro que los veré la semana que viene. Me decías en tu anterior que guardara la ropa cuanto pudiera. No te preocupes, que si no tengo ropa cuando salga, con ponerme una mano en el occipucio y otra en el precipicio, arreglado. Así y todo procuro conservarla y uso la más vieja y todo son cosidos y descosidos y ventanas por todas partes. El pijama se me ha roto y le he puesto un remiendo que es media camisa, porque se me veía toda la parte de atrás y era una verdadera vergüenza. Por lo que a mí me pasa, me figuro lo que os pasará a vosotros y como esto siga así, me veo contigo como Adán y Eva en el Paraíso.
¡Ay, Josefina mía! No nos queda otro remedio que aguantar todo lo malo que nos viene y nos puede venir, para el día que nos toque aguantar lo bueno. ¿Verdad que llegará ese día? Yo nunca he dudado de que llegará y de que seremos más felices que hasta aquí hemos sido. Esta separación nos obliga a respetar a nuestro Manolillo más que respetamos al otro. Manolillo del que no dejo de acordarme nunca. Dentro de un mes hará un año que se nos murió. Eso de que el tiempo pasa de prisa, para nadie es más verdad hoy como para nosotros y a mí me cuesta trabajo creer que ha pasado un año desde que cerró nuestro primer hijo los ojos más hermosos de la tierra.
Dios, a quien tú tanto rezas, hará que el día diecinueve de octubre lo pasemos juntos, si no hace que lo pasemos el día ventinueve de este mes. No quisiera pasar, ese día lejos de ti. Iremos a dar una vuelta al campo y si tú eres decidida, visitaremos la tierra donde nos espera. Tengo ganas de hablar contigo. La otra noche soñé a Manolillo ya con cinco o seis años de edad. Cuídalo mucho, Josefina que crezca fuerte y defendido contra toda enfermedad. Cuando te sea posible come mucha fruta y mucho vegetal, principalmente patatas. Es lo que más conviene a tu salud y a la de nuestro sinvergüencilla.
No me dices muchas cosas suyas. Supongo que ya hablará más que un loro. Si supieras que ganas tengo de oír su voz: se me ríen los huesos sólo de imaginarla, con que mira lo que me voy a reír el día que la oiga de verdad. Dime el peso que tiene, que no lo has pesado hace mucho tiempo. Estoy enfadado con Manolo y con las Marianas, a ninguno de los cuatro se les ocurre escribirme unas letras. No se acuerdan de mí, que no los olvido. Dime también algo de la abuela y la tía, que tampoco me han mandado una sola letra (...).
Bueno. Voy a dejar el lápiz y a esperar tu carta, a ver qué me trae de bueno. Nada. Hoy no recibo carta tuya. No me gusta que te retrases en escribirme. Vaya plantón que me he llevado al pie del que vocea el correo. No hay derecho. Espero que me digas algo de nuestra familia de Orihuela, de mi madre especialmente y de la de Pepito. Anteayer he recibido una carta de un amigo de la huerta, Trinitario Ferrer, muy amigo de mi hermano y me dice que se ve con él todos los días. Di a Vicente que le diga que por ahora no puedo contestarle, pero que me alegra mucho saber de él. Voy a terminar mi carta diciéndote que seas menos perezosa conmigo o de lo contrario no te voy a escribir en un mes. Y nada más porque no parezca larga ésta a la censura y porque hagan todo lo posible para que llegue a tus manos.
Manolillo: adiós, un beso ¡pum! Otro beso ¡pum! Otro, otro, otro, ¡pum, pum, pum!
Manolo: escribe, dejando a un lado por un rato las barbas y las perezas.
Marianas: a ser buenas y a pelearos una vez a la semana solamente.
Josefina: recibe para ti y para nuestro hijo y para nuestros hijos mayores el cariño encerrado y empiojado y ... perdido de tu preso
Miguel
¡Adiós!



NANAS DE LA CEBOLLA
.
 ( Dedicadas a su hijo, a raíz de recibir una carta de su mujer,
en la que le decía que no comía más que pan: y cebolla)
 .
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
.
Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te traigo la luna
cuando es preciso.
.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.
.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
.
Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
.
Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
.
Ser de vuelo tan lato,
tan extendido,
que tu carne es el cielo
recién nacido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
.
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
.
Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa ni
lo que ocurre. 




miércoles, 27 de abril de 2011

AUTORES FAMOSOS Y SUS FRASES SOBRE AUTOBIOGRAFIA Y LOS RECUERDOS

GARCIA MARQUEZ: "La vida no es lo que uno vivió, sino lo que recuerda y cómo lo recuerda para contarla".
JOAN MANUEL SERRAT: "Los recuerdos sólo son memoria manipulada, para hacer más feliz el presente".
JULIO CORTAZAR: "No estarás para nada, no serás ni recuerdo, y cuando piense en ti, pensaré un pensamiento que oscuramente trate de acordarse de ti"
MARIO BENEDETTI: "Aunque nos olvidemos de olvidar, seguro que el recuerdo nos olvida".
JOAQUIN SABINA: "Mas vale que no tengas que elegir entre el olvido y la memoria..."

CUANDO TRATAMOS EN CLASE "LAS CARTAS" YO LLEVE ESTA QUE MI HIJO ME ESCRIBIÓ A LAS 9 AÑOS Y ME ENVIÓ POR CORREO A MI TRABAJO

Un texto que envía Gustavo

Desde su cama, y mientras combate un virus gripal, Gustavo me envió este texto con la intención de compartrilo con el grupo.


LOS ROSTROS ANTIGUOS (Horacio Preler)

Siempre es difícil el retorno
cuando un miedo dulce
nos humedece el alma.

Hoy, vuelvo a contemplar
otros rostros en esos mismos,
antiguos rostros
que alguna vez amé
y tuve conmigo.

Pero ya no los puedo dibujar
como antes sin mirarlos,
ya no los puedo recorrer suavemente
sin asombro, como se recorre
una calle conocida.

Hoy solamente puedo
sufrir su tiempo, su distancia,
mi retorno y mi miedo-

martes, 26 de abril de 2011